Límites entre paises
EXCURSIÓN DIDÁCTICA A ACEGUÁ: LÍMITES ENTRE PAÍSES
En la columna de diciembre veíamos el nacimiento del arroyo de la Mina que es un límite natural entre Uruguay y Brasil. Otro día concurrimos a observar los límites artificiales entre los dos países.
Los límites pueden ser naturales y artificiales. Naturales: se marcan por accidentes notables de la naturaleza, por ejemplo ríos y cuchillas a) orográficos, entre cuchillas b) hidrográficos, el límite pasa por la línea divisoria de las aguas situadas entre dos cuencas; c) fluviales, el límite sigue el curso de un río. En cuanto a los límites artificiales, son líneas imaginarias de dos clases: a) astronómicos trazados sobre la base de paralelos de latitud o de meridianos de longitud; y b) geométricos  una línea recta uniendo dos puntos dados, marcados con mojones. Para descubrirlos y conocerlos fuimos  a Aceguá a 60 km de Melo. Salimos a las 12 y 30 de la escuela, regresamos a la hora 16 y 30.

ESCRIBEN LOS ALUMNOS
Con el practicante Heber Soria y el maestro estamos estudiando los límites. El practicante sabe mucho de eso porque vive en Aceguá. Contratamos un ómnibus de empresa COUSI y allá nos fuimos. Nos acompañaron varios padres y de la Fomento don Nery Ibáñez, Cristina Rocha y Ana Rodríguez.
Resulta que al Brasil  pasás caminando y nadie te ataja. Yo Creía que estaba todo alambrado y que había una portera y que tenías que dejar la cédula para levantarla al volver. Pero no, no controlan. Por eso hay tanto contrabando. Entre Méjico y EEUU la frontera mide como 3000 km y están haciendo tremendo alambrado desde el año 1994 y lo chinos ya hicieron una muralla entre ellos Corea y Mongolia de 7 m de alto y 6 de ancho y como de 20km de largo que se ve desde la luna, es una muralla de piedra. 
Cuando íbamos recorriendo Aceguá vimos como del otro lado la gente hablaba en brasilero. Había una perra echada en medio de la calle y Heber nos dijo que no era una perra que  en el Brasil era una cadela… pero era igualita a una perra. ¡Son atravesados esos brasileros! ¡Llamarle cadela a un bicho que pa mi es una perra! No se puede ni creer. Menos mal que los argentinos hablan en uruguayo, si no ni se sabe los líos que tendríamos con ellos y asimismo se enojan por cualquier cosa y se van a la Haya.

Rumbo a la Mina vimos el “camino de los quileros” que era la antigua ruta de contrabandistas que Osiris Rodríguez Castillo les dedicó una canción. Por ese camino a lomo de caballo traían azúcar, yerba y caña escondidos de la aduana eran los primeros contrabandistas muy sacrificados.

El maestro nos dijo que el Brasil es como 45 veces más grande que Uruguay. Menos mal que son buenos y nos dejan pasar gratis. Hay dos pueblos llamados  Aceguá, el uruguayo con 1500 habitantes y el brasilero con 5000 habitantes. Pasamos de uno para el otro solo cruzando una calle o si estamos más abajo -al sur- saltando el arroyito de la Mina que nace ahí, en Aceguá y pasa a ser límite natural, pero mientras no nace el arroyo los límites se marcan con mojones, son límites convencionales. Yo miro esos marcos de los límites y digo el trabajo que pasaron para delimitar los dos países. Pero más trabajo pasaron los chinos. Los chinos hicieron una muralla que el maestro dice que se ve desde la luna. Barbaridad. En México y EEUU parece que ahí si hay un alambrado. Se pasa solo por la portera y hay que pagar peaje. El alambrado es altísimo y lleno de púas. 

Con Argentina no hubo que hacer marcos ni mojones. El límite es el río Uruguay y parte del Plata. Menos mal. Porque los argentinos joden mucho más que los brasileros, hay unos que quieren que desarmemos una fábrica de papel y la armemos en otro lado porque parece que los asfixia el humo, se ve muy fea y además dicen que larga un jedor a huevo podrido que llega hasta la Argentina. Ahí un montón de viejas invadieron un puente para tomar mate dulce protestando y no dejaban pasar a nadie sentadas en medio del puente. El maestro dice que es de envidiosos que protestan. Los brasileros nos tiraban humo de Candiota pero nosotros no metimos tanto lío. Les dijimos  “Che brasileros nos están mandando lluvia ácida con esa porquería de usina” y parece que lo arreglaron. Pusieron filtros. Desde una cuchilla veíamos las chimeneas de Candiota largando humo. Funciona con carbón de piedra.

Medimos la distancia entre los marcos o mojones con un hectómetro, va desde los 80 a los 100 metros, pero no es igual en todos y del mojón final a donde comienza el cauce del arroyo hay 97 m. Yo creía que esa línea imaginaria o línea divisoria era marcada con cruces pintadas en el piso, como la veo en el mapa. Que ignorancia que tenía. Pasaron años para hacer esos marcos. La fecha de uno era 1852. 

El maestro nos contó sobre un pueblito cerca de Rivera y Artigas llamado Masoller en el que  los brasileros se quedaron con casi 22.000 hectáreas uruguayas ya que al arroyo la Invernada que desemboca en el Cuareim parece que lo corrieron de lugar 18 km Uruguay adentro, eso seguro que fue por 1950 mientras los uruguayos o sea nosotros festejaban el triunfo futbolero de Maracaná y ni cuenta se dieron. Cuando uno preguntó “¿Che, y el arroyo? me parece que está corrido de lugar” Le dijeron “¡Tudo bom! Este ahora es el arroyo del Maneco” ¡y lo habían corrido 18km! Calculo que haciendo zanjones. Tenían que haber puesto un mojón que no se pueden arrancar. También hay otro lío parecido allá por cerca de Artigas y con una isla con Argentina que ni me acuerdo como se llama, pero creo que es la isla de un tal García. 

Hay unos límites entre Brasil y Uruguay que se llaman contestados. No se ponen de acuerdo. Están igual que unas vecinas mías. Porque mi barrio es muy educativo. Una puso tejido entre los dos sitios pues había solo unos hilos de alambre y la otra se lo arrancó y le contestó: “¡Tenés mal la divisa, fijate bien! ¡La planta de cedrón queda de mi lado!” Y le arrancó el tejido mientras la otra no estaba. Cuando llegó  no encontró nada mejor que agarrar una azada e ir a arrancar el cedrón. La otra la vio, la insultó y le dijo: “No me arranques el cedrón que es mío, y está de mi lado”. Ahí fue cuando la que tenía la azada quedó furiosa y le dijo: “¡Todavía que me arrancaste el alambrado me insultás. Porque no ponés vos el alambrado que me hacés andar gastando con todos esos bichos sueltos que tenés que me trillan toda la quinta y las vacas meten la cabeza y comen los repollos!”. Y se fue a denunciar en el Kiosco 5. Y unos días después  tuvo que venir un agrimensor con dos policías a medir que los mandó el juez. Clavaron unos mojones de fierro y la de la planta de cedrón tenía razón, quedaba en el sitio de ella. Solucionados el problema la dueña del tejido pudo alambrar el sitio para evitar que perros, gatos, patos, chanchos y gallinas de la vecina pasaran a su terreno y le trillen la huerta. Además vino una orden que decía que chanchos no podía criar en el barrio porque es un bicho que jiede mucho y apesta a los vecinos y los tuvo que vender chiquitos nomás. Era una chancha con 6 chanchitos. También tiene 4 perros, 7 gatos, 8 gallinas, 3 patos, 2 vacas con sus terneritos y 2 ovejas, ah y dos abejeras en cajones que están en un cañaveral del fondo, que esas igual pasan al otro sitio aunque pongan muro. Pero parece que todos esos bichos se pueden criar, por lo menos no le dijeron nada. Son racistas solo contra los pobres chanchitos. Yo le dije “Doña porque no encierra todos esos bichos en corrales y gallineros que andan sueltos hasta por la calle” Y dijo: “Botija, parece que no te enseñan en la escuela que los animales deben estar sueltos. Si no te denuncian de los derechos humanos. Querés que me “escarchen”, y salgan con carteles por el centro de Melo tocando tambores y gritando “¡La vieja Eusebia tiene ovejas y vacas encerradas! ¡Cárcel pa ella, por ser una vieja desgraciada!”.Y que vengan a tocar frente a mi casa. No. Perdoname che botija pero mis bichos están sueltos. Y además ¿A vos que te importa?”. No le dije nada. Pero, pobre doña, se le entreveraron los derechos junto a la costumbre de decirle “botija” a cuanto gurí ve. 

Después cuando veníamos de Aceguá pero ya estábamos en Uruguay una aduana móvil nos atajó y revisó el ómnibus, los asientos y los portaequipajes. Lo que traíamos eran kilos de fiambres, ticholos, bizcochos, helados y refrescos que el maestro, don Nery Ibáñez, Néstor Cousillas, Heber Soria, Cristina Rocha y Ana Rodríguez nos compraron. Pero los aduaneros no lo vieron, es que los traíamos adentro de nuestra barriga. La Martita me decía bajito:” ¡Hay que nervios! ¡Capaz que nos pasan rayos X y nos hacen vomitar todo!”. Pero lo de adentro nuestro no revisaron. Y el Brandon dijo “seguro que ahora van a ver si abajo del ómnibus no hay mosquitos posados con Dengue y nos detienen por contrabando de mosquitos apestados” Pero no. Solo eso. Agradecieron pidieron disculpas y se fueron. 

También el ómnibus tuvo que pasar por una zanjita llena de agua con desinfectante llamada rodiluvio para que no traiga aftosa para Melo pues parece que los brasileros tienen las vacas apestadas con aftosa y les salen los microbios por las babas y se quiere evitar que inunden el Uruguay. Ese rodiluvio mata los bichos que quedan pegados a las ruedas del ómnibus con las babas de las vacas. Un asco.
 
 
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