Juego de gauchos. La taba
Un juego de gauchos: La taba.

Estábamos estudiando el Gaucho y realizamos una investigación sobre uno de sus juegos para presentarla en la feria de los Clubes de ciencia.
La taba es un hueso, extraído del garrón del vacuno. El lado liso es el “culo o mala”, el lado hueco es la “suerte o buena”. Generalmente son herradas (calzadas), para que no se gasten
El hueso es lanzado de las cabeceras para el centro, donde existe una raya, dividiendo la cancha. El lugar donde va a caer la taba es humedecido para que no rebote al caer. Los jugadores que deben estar con el cuerpo inclinado y el pie derecho adelante, tiran el hueso de “vuelta y media” o de “dos vueltas” ( la manera mas común) la taba va girando hacia delante o hacia atrás y siempre debe caer al otro lado de la cancha.
 Al caer, puede quedar con la parte más lisa para arriba o en su defecto la “suerte” para arriba. Si cae suerte para arriba gana, si cae el otro lado para arriba pierde. Si cae de costado, se repite el tiro, porque no hubo ganador. Alrededor de la cancha están los apostadores. En el juego no solo ganan los competidores si no que se arman apuestas por dinero entre los que están mirando y apuestan a uno u otro de los tiradores. Por eso hasta ahora -cuando hicimos el club de ciencias- era un juego prohibido.
Cuando cae suerte hacia arriba gana la apuesta el que la tiró, como así también los que apostaron por él, mientras los que coparon la apuesta pierden. A la inversa si queda arriba la otra cara, pierde el jugador que la hizo caer en esa posición y los que apostaron por él ahí pierde su turno y participa otro. Cuando la taba cae de modo tal que queda oblicua porque la parte mencionada con filo (o hacha en las tabas calzadas) se entierra en la tierra quedando la suerte hacia arriba se llama clavada: gana el jugador que realizó el tiro y los que apostaron por él. Pudiendo valer doble. El canchero es quien controla las apuestas. Éstas se realizan gritando, Por ejemplo voy 50 pesos al Juan o 20 pesos al Eugenio. Poniendo el dinero en el suelo a un costado de la cancha, de un lado y otro, apretados con algún cascote, tanto de unos como de otros apostadores.
 
 ESCRIBEN LOS ALUMNOS
Investigamos para hacer un Club de Ciencias en social uno de los pasatiempos del gaucho: el juego de TABA. Invitamos a un Sr. que nos dio unas charlas y luego hicimos entrevistas por los barrios. Nos enteramos que hay mucho timbero. De 80 hombres mayores de 50 años entrevistados 67 habían jugado a la taba alguna vez.
Un señor mayor comentó mirando nuestro club de ciencias de la taba: “Como ha  cambiado la escuela, ahora hasta la taba te enseñan. Pensar que nosotros solo jugábamos a la bolilla, a la payana, a la rayuela, a los trompos, al tejo o al tape con figuritas…Ahora juegan hasta a la taba. Increíble.” Le explicamos que no jugamos, solo la estudiamos.
Como los gauchos no tenían nada que hacer se inventaron el  juego de la taba con un hueso de la pata de la vaca y  ahora se sigue jugando pero por plata, antes jugaban solo por tabaco o por otras cosas, pero plata los gauchos no tenían. Usaban el trueque.
En los juegos de taba a veces se arman discusiones. Había un hombre que siempre ganaba y lo descubrieron que con la excusa de limpiar la taba con el poncho la cambiaba por otra que siempre echaba suerte y ponía la otra en el bolsillo de la bombacha. Pero cuando tiró y cayó suerte uno agarró la taba y siguió jugando con esa y también solo ganaba. Dijeron que tenía la taba cargada. El lío que se armó, diga que apartaron y el tramposo se fue con la cola entre las patas… porque lo hicieron devolver todo lo que había ganado. Los demás siguieron jugando.  Al rato cayó la policía que se ve que alguien les avisó , pero había uno en la portera siempre cuidando y gritó ¡La Poli! ¡La Poli! Y fue el desbande de los timberos por el fondo. Corrían y saltaban los alambrados o muros y disparaban por otros sitios ajenos. En la disparada a uno lo agarró un perro bravo y le partió el pantalón a la mitad y perdió la billetera con 200 pesos y todos los documentos que capaz que el perro se la tragó porque dijo que la billetera era de cuero crudo. Eso contó después porque siguió disparando en calzoncillos ya que el pantalón quedó inservible tuvo que sacárselo, porque se enredaba para correr, parece que se le descosió todo. Le salió cara la tabeada. Pero en el lugar del juego en 5 minutos quedó solo el bolichero. Cuando entró la policía estaba todo tranquilo. En la cancha de taba unos niños –nosotros- jugaban al fútbol. Pidieron disculpas y se fueron.
El juego de taba es un juego no recomendable para los niños porque hay mucho borracho que dicen palabrotas. Algunas veces gritan ¡SUERTE! ¡Pero también gritan otra cosa! Por eso no juegan ni los niños ni las mujeres y hasta está prohibido. No me gusta mirar ese juego que hay en el comité de mi padre. Así que ni me ponga en ese Club de ciencias maestro, porque también me pasó tremenda desgracia cuando fui a mirar. Yo andaba descalza, iba corriendo, porque la cancha es al fondo del sitio, y también iba mirando para la cancha de taba y no para abajo, cuando de repente pisé una cosa fría que me resbaló abajo del pie y pegué bruto planchazo. Salí a los gritos. Sabe lo que maestro, ¡había pisado un sapo vivo!. Que asco que me dio, me corrió una cosa por el estómago, que me salió por el pescuezo. Nunca más fui a mirar ese juego de la taba. Parece que se llena de sapos alrededor de la cancha, porque la humedecen para que la taba no pique y los sapos creen que está lloviendo. Mi abuela dice que pisar un sapo te trae yeta. ¡Barbaridad, lo pisé y lo aplasté, que desgracia! Mi madre me dijo “Eso te pasa por andar mirando timbas”.
Una vez pasé corriendo –jugando a la agarrada- por adentro de una cancha de taba y la taba casi me cae en la cabeza y toda la gente me gritaba una palabrota que por aquí no puedo repetir, pero me decían algo así como “ano” pero en el idioma de los gauchos que se ve que eran una manga de bocas sucias. ¡Que vergüenza que pasé!
En la taba no solo se juega por plata. También se juega por gallinas y hasta por caballos y otras cosas. Nosotros leímos El Martín Fierro y en el capítulo IV habla de que a él le quedaba solo una manta peluda que había ganado a la taba. El Martín Fierro fue escrito por un argentino en 1872 hace más de 100 años y ya jugaban a la taba.
El Arlindo hermano de mi padrastro tuvo bruto problema con el juego de taba. Parece que estaba timbeando en el boliche del Rengo Felipe y echaba pura suerte hasta que en un momento se le dio vuelta la taba y empezó a echar esa otra cosa maestro, y perdió toda la plata que había ganado. Entonces para ver si la desquitaba -eran 150 pesos- dijo te juego una yunta de batarazas a los 150 pesos. El otro aceptó. Pero para su desgracia también las perdió. Cuando llegó a las casas con el ganador le dijo a la mujer que estaba cocinando: “Mirá que le voy a dar las dos batarazas al Beto”. Ella le dijo “¿Se las vendiste?” Y el dijo “No. Me las ganó a la taba.” La mujer que es una tigra de mala -y ya ha tenido como 5 maridos y ninguno le dura- cazó una escoba y corrió a los dos a escobazos mientras gritaba “Les voy a dar llevarse las gallinas que ponen todos los días, manga de vagos y timberos. ¡Fuera de mi casa!” Y se quedó con las gallinas y dijo que si volvían les iba a dar con la mano del mortero, que es un bruto garrote que usa para pisar el maíz en el mortero y hacer mazamorra. El hermano de mi padrastro se está quedando en un galpón que tenemos en el fondo hasta que se amanse la mujer. Come en el comedor municipal y anda haciendo changas como carpir veredas o juntar botellas para pagarle los 150 pesos al que le ganó las gallinas que le dijo que si no le paga en 15 días le va a encajar una paliza y que se joda por tener una mujer tan loca. Por eso mi madre dice “Las timbas son una porquería te enviciás y te jugás hasta la ropa, como el desgraciado del Arlindo que se jugó hasta las gallinas y ta bien que sean prohibidas. Y no hay que gastar la plata en timbas ni quinielas, ni 5 de oro tampoco. La plata se gana TRABAJANDO” 
Jugar a la taba puede ser peligroso. Estaban jugando y habían puesto las apuestas en el suelo y la plata mal apretada se voló con el viento. El Eugenio la fue a juntar con tal mala suerte que ya habían tirado la taba y le cayó de refilón en la cabeza. Le hizo un bruto agujero con cantidad de sangre que tuvieron que llevarlo al hospital y explicaron que se lastimó revoliando una piedra. Nunca dijeron que fue con la taba. 
 
 
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